martes, 25 de enero de 2011

SED DE IDEAS

Este fin de semana, como todos los fines de semana, los partidos políticos han celebrado diversas reuniones, convenciones, mítines y otros entretenimientos para que sus afiliados se reencuentren y para que sus líderes se crean que son el no va más.

Cada lunes nos encontramos en la prensa diaria con una nutrida colección de paridas que, con el mayor desahogo, los líderes de los partidos lanzan alegremente con una finalidad múltiple: que los suyos se lo crean, que la prensa las recoja y que el resto de ciudadanos gocemos, al leerlas, … … de su incapacidad.

Pero este lunes, creo que se han superado. Había convención nacional del PP y D. Mariano Rajoy, su líder carismático, ha cerrado los actos de este partido con una proclama grandilocuente: “España tiene sed de elecciones”.

A mi juicio, creo que sí está suficientemente claro, que el que tiene “sed de elecciones” es él y su partido. Y me parece muy bien que quiera calmar esa sed cuanto antes. Todos sabemos que la sed es una necesidad muy fuerte y que produce un estado de ansiedad muy difícil de soportar. Pero, por favor, no me haga Vd. partícipe de ese estado de ansiedad que Vd. padece y me meta en el mismo cesto en que están Vd. y otros sedientos de su partido. Déjenos al resto de los ciudadanos que tengamos la clase de sed que nos incumba. Sr. Rajoy, España no es el P.P.. España y los ciudadanos españoles, somos algo mucho más amplio y variado.

Y ya que estamos con la sed a vueltas, yo quisiera trasladarle a Vd. y a todos sus colegas que viven de la política, sean del PP, del PSOE, de IU o de cualquier otro partido político y ejerzan sus tareas en el Parlamento español o en cualquiera de los 17 Parlamentos autonómicos o en el gobierno central o en los autonómicos o en los distintos ayuntamientos, que yo también tengo sed. Tengo “sed de ideas”.

 Tengo una sed tremenda de poder beber en esas secas fuentes que Vds. son incapaces de hacer manar y que tanto dinero nos cuesta mantener a los contribuyentes. Sus cerebros están secos de ideas para poder resolver los acuciantes problemas con que nos enfrentamos a diario los ciudadanos. De sus pobres y cortas mentes, solo brota una idea: “¿qué hay de lo mío?”. Y además, engañan permanentemente al resto de ciudadanos con una escenografía teatral, propia de un vodevil. Se abre una puerta y aparece un cantamañanas diciendo una parida. Se cierra ésta y aparece otro más tonto aún que el anterior diciendo otra. Y todo ello con una chabacana música de fondo en la que unos y otros cantamañanas desafinan permanentemente.

No sé cuántos ciudadanos más sufrirán la sed de ideas que a mí me abrasa actualmente. Pienso que seremos unos cuantos más. Les pido por favor a toda la clase política que hagan un esfuerzo sobrehumano, se compadezcan de mí y de otros cuantos, y nos envíen, aunque sea unas gotitas de ideas para mojarnos los labios.

lunes, 10 de enero de 2011

COMUNICANDO

Pues resulta que esta mañana a unos cobardes enmascarados, incapaces de dar la cara, se les ha ocurrido que hoy era un buen día para cachondearse, una vez más, de los ciudadanos que pretendemos vivir más o menos en paz. Unos fantoches que no se representan ni a sí mismos, ocultos como aparecen de forma sistemática, pretenden que nos creamos la última parida que se les ha ocurrido.
La comunicación funciona cuando un emisor lanza un mensaje y cuando un receptor capta ese mensaje. Hoy este receptor, este ciudadano, se encuentra comunicando. Cuando los mafiosos que se esconden tras unas capuchas y el resto de mafiosos que los apoyan, los aplauden, y que tienen como medio de vida el secuestro, el crimen y el atentado terrorista, y que tienen como principal fuente de financiación la extorsión, el chantaje y el tráfico de drogas y armas, dicen las mentiras que acostumbran, este ciudadano comunica. No logro sintonizar con su longitud de onda.

Dicho de otra manera, cuando alguien no da la cara para defender sus ideas, lo más probable es que no las tenga. Y a mí se me hace muy difícil, (quizás sea un poco “corto”) entender las propuestas que trata de trasladarme un grupo de mafiosos, del que solo conozco asesinatos, secuestros y extorsión. Todavía no he oído a estos fantasmas ninguna idea racional, sólidamente argumentada y no sostenida por la fuerza de las pistolas, la goma 2 y demás argumentos disuasorios.
Admito, aunque no comparta, los nacionalismos sean del signo y de la nacionalidad que sean. Admito, aunque no me guste o no me convenzan, las ideas y argumentaciones nacionalistas: son tan respetables como las mías. En una palabra, admito el diálogo, el debate y la discrepancia. Estoy convencido de que esa es la esencia de la convivencia y, en mi opinión, la convivencia es algo esencial en las relaciones de los ciudadanos.

Mientras estos fantasmas enmascarados no quieran ser ciudadanos y opten por imponer su modelo mafioso, enfrentado radicalmente al estatuto de ciudadanía que nos hemos dado los demás, este ciudadano estará comunicando. Y este ciudadano (y unos cuantos millones más), seguimos esperando y deseando que, de una puñetera vez, tengan, solamente un indicio mínimo de racionalidad y sean capaces de verdad, a cara descubierta, después de declarar unilateralmente el abandono definitivo de los argumentos disuasorios, de contarnos cuál es su idea de convivencia ciudadana. Nos gustará más o menos como cualquiera otra. Pero si los métodos argumentales empleados en la defensa de esa idea son los del razonamiento, el diálogo, la discrepancia y el debate político, sin ningún “catalizador” de plomo, de amonal, o de pentrita, podríamos constatar hasta dónde llega el alcance de sus tesis y el seguimiento social de las mismas. ¡Ojala llegue pronto ese día!. En ese momento este ciudadano dejará de comunicar. Oirá y escuchará sus argumentos con la misma libertad que escucha a los demás. Podré analizarlos, compartirlos o discrepar de ellos. Entretanto, los mensajes encapuchados me llegarán con tal distorsión, que mi aparato receptor será incapaz de captar. Comunicará.