sábado, 26 de marzo de 2011

LA PALANQUITA.





                 Recuerdo que en el primer coche que me compré, un Seiscientos, tenía una palanquita junto al volante, que se movía hacia arriba y hacia abajo. El vendedor me explicó que era el mando de los intermitentes: unas lucecitas que tenía aquel Seiscientos delante y detrás. Moviendo la palanquita hacia abajo, se encendían intermitentemente (de ahí el nombre) esas lucecitas de la izquierda, tanto las delanteras como las traseras. Estas lucecitas indicaban al resto de conductores que iba a girar a la izquierda. Si movía la palanquita hacia arriba, pasaba exactamente lo mismo con las lucecitas de la derecha y el resto de conductores podía conocer mi intención de girar a la derecha. Además, moviendo la palanquita hacia o hacia abajo, podía advertir al resto de conductores que iba a cambiar de carril, cuando circulaba por una de esas escasas carreteras que tenían dos carriles.

            Han pasado más de cuarenta años y los Seiscientos ya no se fabrican. Hoy tenemos unos coches con muchos más avances técnicos. Con unos tableros de instrumentos muy completos: con sensores de lluvia, sensores de luz, ordenador de a bordo, navegador, unos equipos de música de impresión, y qué sé yo cuántas más virguerías. Incluso siguen teniendo una palanquita al lado de volante para accionar las lucecitas de los intermitentes. ¿Seguro?. Al menos mi coche, que tiene muchas chorraditas, también lleva la palanca de los intermitentes. Y funciona con el mismo sistema que la de mi primer Seiscientos. Y es muy fácil de utilizar.

            Lo chocante es que tengo la sensación que hay muchos coches, incluso de la misma marca y modelo que el mío, y sobre todo los de muy “alta gama”, que no deben tener la tal palanquita. ¿Será cosa de los avances técnicos?. Cada día veo menos coches a los que se les enciendan los intermitentes y que, de repente, giran a izquierda o derecha provocando unos frenazos importantes por parte del resto de conductores y algún que otro golpe. Los fabricantes deberían replantearse este tema. Sencillamente, no deben de funcionar esas palanquitas.

Pensando un poco más sobre este asunto, que me tiene preocupado, estoy empezando a atar cabos. ¿A ver si todos los coches, sean de la marca que sean, tienen la palanquita y el problema de los intermitentes no es técnico y es de otro tipo?. ¿Pudiera ser que lo único que les importa a determinado tipo de personas es lo que hagan ellos y el resto les importa un pito?. ¿Va a tener que ver la historia de la palanquita, para prevenir a los demás y evitar accidentes, con un tipo de comportamiento habitual de bastantes personas?. Pues va ser que sí. Además, acabo de caer en la cuenta de la cantidad de palanquitas que no usan algunos.

            Si soy de esos que ignoran la palanquita de que hay más gente, ¿con qué cara puedo exigir a mis representantes que no me ignoren a mí?. Si soy de esos que ignoran la palanquita del IVA, en esa factura que no me va a dar el manitas de turno por la última chapuza que me ha hecho en casa, ¿con qué cara puedo exigir que metan mano a esos golfos de la economía sumergida?. Y si soy de aquellos de misa, comunión y pésame Señor, e ignoro la sagrada palanquita de mi religión,  que me dice que tengo que pagar adecuadamente a mis empleados y tratarles como personas, ¿con qué cara puedo ni siquiera mirarles a los ojos y dormir tranquilo?.

Pues vaya lío el de las palanquitas. Ahora resulta que vamos a tener que preocuparnos de los demás. Incluso de la economía sumergida. Eso son pamplinas de meapilas. Yo, que soy un tío hecho y derecho, me basto y me sobro solo;  los demás no son cosa mía. Para eso de los demás está el Gobierno, que por cierto siempre lo hace muy mal, y para los pobres, Cáritas y esas moderneces que han inventado ahora y que llaman ONG’s .

5 comentarios:

Josep Julián dijo...

Hola Armando:
Por un momento creí que tu entrada iba a hablar sobre los conductores incívicos que no ponen el intermitente pero lugo ya me he dado cuenta de que hablabas de otro tipo de canallas.
Los italianos, que son como nosotros pero aumentados y corregidos tienen una frase recurrente "porco governo" que parece ser que les alivia mucho.
Un abrazo.

armando alonso dijo...

Hola Josep:
Me fastidian sobremanera los conductores incívicos, como tu bien les llamas, que no ponen los intermitentes.
Los que ignoran que a su lado tienen a la gente y que son incapaces de entender que sin el resto de la gente no son nadie: una pura mierda (con perdón), no me fastidian, me producen un profundo rechazo.
Un abrazo.

Fernando Solera dijo...

Dos cosas sobre este brillante artículo:

- Hay mucha gente que no usa los intermitentes, demasiada, porque se debe de pensar que los demás conductores somos adivinos

- En cuanto a las chorraditas electrónicas, soy un feroz enemigo de todas ellas, porque suelen causar problemas en los coches. Un auto, cuanto menos se parezca al coche fantástico, mucho mejor.

Un abrazo.

emilio dijo...

Pues yo no voy a hablar de coches ni de palanquitas sino que me voy a referir al pago de impuestos -ya está en marcha la campaña- y al IVA y a la economía sumergida:
Hace unos años creía que en este país había una ética y una moral que regía para todos. Pero de un tiempo a esta parte, me doy cuenta de que hay una doble moral: la del "tienes que pagar tus impuestos, pero yo no".
Realmente, los trabajadores tenemos unas declaraciones " de cristal", pero "los otros" tienen múltiples vías de escape: SICAV, ETC: ¿ vamos a torturar al pobre trabajador por que una vez no puso el intermitente, por que una vez no pagó el iva?
Un abrazo: emilio

armando alonso dijo...

Hola Emilio.
No pretendo torturar a ningún trabajador, pero dejémonos de hipocresías de una vez.
Tan defraudador de Hacienda (de los ciudadanos) es ese que una vez no paga el IVA, como el que esconde su fortuna en paraisos fiscales; cada uno en su dimensión. Mientras tengamos reparos a llamar a las cosas por su nombre, los pequeños defraudadores fiscales, irán proliferando y creciendo. En mi actividad profesional, tuve ocasión de conocer a demasiados "autónomos", esos que no paran de decir que son un baluarte en la generación de empleo, estafando sistemáticamente a Hacienda.
Lo que no es de recibo, desde mi punto de vista, es que ninguna Administración, ni local, ni autonómica, ni nacional, sean del color político que sean, luche de verdad contra este fraude. Sé positivamente que los Inspectores de Hacienda quieren luchar contra el fraude, pero no les dejan. Desgraciadamente, todavía somos un país sin cultura fiscal. Queremos que "el Estado" (que debe de ser un señor muy rico que está por ahí), pague todo, pero eso de colaborar fiscalmente nos resulta un tanto extraño.
El tema es demasiado amplio como para seguir en este comentario; requiere al menos un extenso post.
Un abrazo.