De vez en cuando hago una “limpieza de archivos” en mi
ordenador. Es increíble la cantidad de cosas inútiles que suelo guardar. Es la
misma historia que la del cuarto trastero. Cuanto más sitio tienes para guardar
trastos, más trastos inútiles acumulas y es preciso tirar aquellas cosas que se
guardaron “por si acaso” y no ha habido lugar a su utilización.
Hoy
tocaba limpieza de archivos y he estado examinando los que no recordaba. Pues
bien, he encontrado un artículo que data de junio de 2.006, cuyo autor no sé
quién es, ni tampoco tengo la referencia de dónde se publicó. Me ha parecido
muy bueno y me voy a permitir, sin el permiso de su autor, transcribirlo y
publicarlo en este blog. Es probable que
alguien que lo lea lo conozca y me pueda informar de su autor.
Este
es el texto que tenía guardado y que no voy a tirar.
“LA BURBUJA INMOBILIARIA
Junio de 2006
Os
saludo: vengo 328 años del futuro. Me he decidido a coger mi máquina
del tiempo para contaros como van las cosas. Afortunadamente no se han cumplido las previsiones de tantos agoreros “burbujistas”,
y la vivienda en España ha seguido subiendo un 17% anual durante los últimos 50
años. De este modo nos
hemos convertido en el país más rico del mundo; porque, por ejemplo, un ático
en la Castellana cuesta más que el estado de California y el palacio imperial
de Tokio juntos. Claro, que ya nadie vive en la Castellana ni en ningún
otro sitio de Madrid, porque esas casas son para invertir y no para vivir.
Yo
por ejemplo, aunque trabajo en Madrid, me he comprado un piso de 40 metros, la
mar de mono, en un pueblo del Norte de Burgos, que con la autovía queda a un paso. Para pagar la hipoteca nos
hemos juntado con otras tres familias: un notario casado con una catedrática de
universidad, un subinspector de hacienda casado con una abogada del estado y un
magistrado del supremo (subcontratado a través de una ett), casado con una
arquitecta. De este modo destinamos cinco sueldos a la hipoteca y uno para
vivir. Estamos contentísimos con la compra porque, aunque al principio nos está
costando un poco, luego seguro que ni se nota. Además nos hace mucha ilusión, porque
desde que lo compramos, hace un año, ya ha subido un 17% y por si fuera poco la
mujer del notario está de buena que lo flipas.
Aunque
profesionalmente no me va mal (soy director general adjunto de una
multinacional, aunque también subcontratado a través de una ett), la verdad es
que la inflación que sufrimos al ser el país mas rico del mundo, hace que nos
tengamos que apretar un poco el cinturón. De todos modos es cuestión de acostumbrarse.
Cuando
tuvimos que empezar a comer chopped de lagartijas, todos nos quejamos. Y ahora
se le da vuelta y vuelta en la plancha y tan rico que queda. De cualquier
forma, aprovechando que han bajado la edad laboral a los 14 años, a ver si saco
al churumbel del colegio y lo meto en la ett, que un sueldo más, seguro que nos
ayuda para la hipoteca.
Mi
sueldo es de 2.000 tochos netos. El tocho es la moneda que sustituyó al euro
cuando nos echaron de la UE
a patadas por impresentables. El tocho se cotiza a un céntimo de euro. En la
caja fuerte del Banco de España ya no se guardan lingotes sino ladrillos, que
en este país han demostrado ser un valor mucho más seguro y rentable que el
oro.
Tras
la crisis de la natalidad española la población ha quedado reducida a 5
millones de españoles y 50 millones de ecuatorianos, que trabajan de paletas.
Se han seguido construyendo 800.000 viviendas anuales (la construcción supone
ya el 94% del PIB) y ahora tocamos a unas 20 viviendas por habitante (casi
todas vacías porque como dije son viviendas para invertir, no para vivir).
El
90% del suelo está ya urbanizado y se plantea empezar a construir ciudades en
el fondo del mar (no se puede vivir debajo del agua, así es que serían ciudades
nada más que para invertir). Esto es lo que en el mundo se conoce y admira como
“el milagro español” y es objeto de numerosos estudios y tesis doctorales en el
campo de la psiquiatría. Cada año nos visitan miles de estudiosos de la mente
humana de todo el mundo. No me extrañaría que muchos de esos científicos se
quedasen, porque la verdad es que como en España no se vive en ningún sitio.
Y
eso es todo lo que os puedo contar de lo que os espera. Voy a ver si cazo unas
lagartijas para cenar.”