viernes, 21 de febrero de 2014

EL REBAÑO



Al menos una vez al año, solemos ver en los medios informativos imágenes de la “Fiesta de la Trashumancia”. Vemos rebaños de ovejas conducidos por sus pastores buscando nuevos pastos y cruzando por las cañadas que todavía atraviesan las grandes ciudades. Y cada vez que veo estas imágenes, no sé por qué deformación personal, enseguida les pongo caras humanas: relaciono a estas ovejas con nuestros políticos.

            Veo inmediatamente la figura de un pastor, que con su vara dirige los movimientos de los miembros de su rebaño. Las ovejas siguen dócilmente las órdenes del pastor, con la seguridad que les da saber que les llevará a los pastos donde podrán alimentarse sobradamente. Además ese pastor les va a librar de los peligros que les puedan sobrevenir frente a los ataques de enemigos naturales: lobos y demás depredadores ovinos.

Los corderos van balando alegremente en su camino hacia esos lugares donde hay mucho pasto (o mejor dicho “pasta”): Congreso, Senado, CC.AA., Ayuntamientos, etc. Los lugares de pasto (perdón de “pasta”), están muy concurridos: acuden todos los rebaños de las más diversas razas y procedencias. Ahí se desarrollan peleas entre rebaños por conseguir el mejor pasto y el más cuantioso. En esta pelea tienen un papel fundamental los perros pastores, verdaderos especialistas en mantener al rebaño unido y dócil frente a la amenaza de los otros perros pastores del rebaño contrario. Lo cual no quita para que, pasada la tensión inicial, todos los pastores que concurren a esos pastos, se acomoden en el prado a compartir comida, bebida, historietas y chascarrillos antiguos, en amigable charla. Además están invitados a todo.

Sin embargo, este peculiar rebaño de ovejas no es tan productivo como el de ovejas de verdad. Éstas producen leche, lana, etc. Las otras son totalmente improductivas, solo saben consumir pasto (digo pasta) y por más que se empeñen los que ponen el pasto, unos tontos útiles llamados contribuyentes, nunca obtendrán nada productivo de esta clase de ovejas tan peculiar.  

Como en cualquier rebaño, se sienten seguros en él. Encuentran cobijo y protección frente al exterior y es raro que alguien se descarríe, aunque alguno lo hace  de vez en cuando, exponiéndose a la expulsión de ese rebaño. Esta circunstancia tampoco es tan grave: suelen encontrar cobijo en otro rebaño y continúan pastando.

Por otra parte, este peculiar rebaño tiene una capacidad adaptativa digna de estudio. No sé si Darwin sería capaz de explicar cómo los ejemplares de este rebaño, se readaptan rápidamente a otro rebaño de otra especie diferente: el de los ex. Esta especie prolifera en las empresas beneficiarias de favores procedentes del rebaño de procedencia. Pero, ¿qué estoy diciendo?, ¡si son la misma especie¡; tan solo han cambiado la marca que llevan en la piel. Ahora son borregos, siempre bien alimentados, que balan las grandezas de sus nuevos pastores: los empresarios a los que favorecieron desde su anterior rebaño.