miércoles, 30 de abril de 2014

LA HERENCIA

            Una vez más estamos en precampaña electoral. Los ciudadanos ya nos tomamos esta situación como una circunstancia habitual. Nos pasa con tanta frecuencia que ya casi ni prestamos atención a los mensajes electorales que nos envían los candidatos. Estamos hartos de tanta palabrería inútil y engañosa. 
            Entre los muchos tópicos que utilizan nuestros políticos, se encuentra el de “la herencia”. Sean del partido que sean, cuando ganan unas elecciones que ha perdido el otro, sale a la palestra “la herencia”. Y así, hasta que pierden y vuelven a ganar los contrarios, que, a su vez, volverán a sacar “la herencia” a la palestra. 
            Nosotros, los ciudadanos que con nuestros votos elegimos a unos u otros, tenemos que soportar permanentemente  las maldades de “la herencia” recibida. Y lo más triste: nosotros, sujetos activos del resultado de la elección de turno, estamos sistemáticamente “desheredados”. Somos los tontos útiles que, después de colaborar activamente con nuestro voto, tenemos que soportar lo que venga y los discursos sobre lo heredado. Eso sí, tomar medidas para mejorar la vida de los electores, es otra cuestión. Siempre el antecesor será el culpable de todos los males de la ciudadanía. 
            Puede que a alguien no le guste lo que estoy diciendo, pero desde hace mucho tiempo yo lo veo así. Hasta ahora no he visto a ningún heredero político contento con la “herencia” recibida. Y tampoco he visto a ninguno colaborar con el legatario en mejorar esa herencia. Todo se resume en criticar la actuación del antecesor. Eso sí, sin tener en cuenta los intereses de los ciudadanos. Lo que importa, y mucho, son los intereses partidistas y de los grupos de presión (lobbys y demás calaña) que van a sostener a los vencedores durante la legislatura a estrenar. Los perdedores tampoco van a colaborar en mejorar “la herencia”; bastante tendrán con defenderse de los ataques de los vencedores. 
            Un amigo mío me dice de vez en cuando, que a ver si de una puñetera vez me doy cuenta de que los políticos son diferentes del resto de ciudadanos. Nosotros, los del montón, cuando heredamos algo, por poco que sea, nos ponemos tan contentos y en seguida estamos pensando en cómo rentabilizar la herencia recibida y nos acordamos muy positivamente del legatario. Y si la herencia recibida es de dudoso beneficio para el heredero, la aceptamos “a beneficio de inventario” o simplemente la “repudiamos”. 
¿Por qué los políticos, tan críticos ellos con el legatario, no renuncian  a ninguna “herencia”, como haría cualquier ciudadano que se sintiera incómodo con la herencia recibida? Aquí hay gato encerrado. ¿O no? ¿O es algo tan simple como que lo que les interesa es instalarse en el poder para obtener un beneficio propio directo a costa a los “desheredados”, de esos tontos útiles tan necesarios en sus vidas? Pues va a ser de esta manera. Mi amigo tiene razón. Son diferentes del resto de ciudadanos. Una casta aparte. 

Pues ¡hala! a soportar una campaña electoral hablando de herencias de los contrarios (nada de adversarios: contrarios). Y para adornar un poco la cosa y motivar un mínimo a esos tontos útiles que les van a votar, les contarán los cuentos típicos para estas ocasiones. Lo buenos que somos nosotros y lo malos que son ellos. Lo bien que lo hemos hecho cuando hemos gobernado y cómo ellos lo fastidiaron después. La de cosas maravillosas que vamos a hacer cuando gobernemos, es decir, el conjunto de mentiras que luego serán incapaces de cumplir y que dirán que no era eso lo que prometieron. … … Para qué seguir.  

2 comentarios:

efurom1 dijo...

Hola Armando: La verdad es que esta crisis se nos está haciendo ya demasiado larga. Los que como tú y yo hemos vivido otras crisis las hemos soportado con la esperanza de que pasarían pronto...y en ocasiones, así ha sido Otras no tanto.
Pero esta crisis pesa sobre nosotros como una losa insoportable y a veces pensamos que de aquí no salimos, que esta crisis nos entierra.
Por eso estamos hartos...y descreídos con casi todo: con los políticos, con la transición, con europa, con los sindicatos...y no digamos con los poderes económicos, con los bancos y cía.
Otro mundo es posible, pero este ya no nos toca construirlo a nosotros sino a nuestros hijos
Un abrazo: emilio

armando alonso dijo...

Emilio, tengo la misma sensación que tú. Y también tengo la esperanza, a pesar de mis años, de poder ver una nueva revolución que cambie este mundo que tenemos actualmente.
Pero para eso es totalmente necesario acabar con el dominio mundial de los poderes financieros. De esos terroristas financieros que matan de hambre a más de medio mundo y que manipulan descaradamente a los dirigentes políticos del otro medio.
No sé qué tipo de revolución se deberá producir, pero entiendo que deberá producirse pronto y contar con líderes que sean simplemente honrados.
Un abrazo.